29 nov 2020

Visitar mercados y la gentrificación

Si me conoces, sabes que uno de los sitios que nunca me pierdo de los lugares que visito son los mercados, de todo tipo, de comidas, antigüedades, flores, animales y cacharros de lo más variopinto.

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Mercado de Arthur Avenue en Bronx (Nueva York)

Los grandes monumentos de las ciudades están llenos de turistas, a menudo son zonas masificadas, sin embargo los mercados son un punto de encuentro con los locales, allí realizan sus actividades cotidianas y en ellos se puede observar la realidad del sitio que visito, su identidad.

¿Qué bonito, verdad? Pues no 

Muchas son las veces que me marcho decepcionado de los mercados que visito, frecuentemente los puestos tradicionales han dado paso a otros que venden los productos típicamente demandados por los turistas, como souvenirs, zumos y ensaladas de frutas, todo preparado para llevar y tomar. En otros casos se han convertido, total o parcialmente, en centros gastronómicos o de ocio.

Estos puestos ven así aumentada su rentabilidad económica pero dejan de atraer a los locales y el mercado pierde su esencia, conserva su estructura y el cartel con el nombre para poderse hacer un selfie, incluso hay puestos con una bonita decoración tradicional, pero solo es fachada, ya no tiene su identidad, lo que lo hacía un punto de referencia, un templo para los lugareños, lo que lo hacía único y diferente de otros mercados en otros sitios, el motivo por el que me encanta visitarlos. Estamos ante la conocida como gentrificación de los mercados.

Los comerciantes tradicionales se encuentran en la tesitura de transformarse en vendedores de souvenirs o cerrar porque estos mercados ya no atraen a los locales, su público, el que les compra todos los días, ya no acuden porque no pueden transitar por un mercado abarrotado de visitantes  y muchos de los puestos que buscan o han cerrado o han vendido su alma al turismo. Los viajeros dan vueltas por el mercado y hacen muchas fotos pero raramente compran sus productos.

La especulación urbanística, la pasividad o directamente la complicidad de las administraciones públicas para convertirlos en unos lugares modernos, adaptados a una clientela diferente con más medios económicos aceleran este proceso de transformación.

Es una triste realidad que ha atrapado a muchos destinos, mercados tradicionales en los centros turísticos de algunos sitios, como La Boquería en Barcelona, , el Mercado de San Miguel en Madrid, el Mercado Nuevo de Florencia o Campo de Fiore en Roma, van a tener muy difícil recuperar su esencia.

La gentrificación, en este contexto, es la transformación que se produce en estos mercados tradicionales, que se tienen que adaptar a una nueva realidad, diferente a la original, que era proveer de los productos básicos a los vecinos de la zona. En este caso, motivada por la invasión turística de algunas poblaciones o zonas muy concretas de esas poblaciones.

¿Hay otras opciones? 

Sí, las hay, se pueden visitar mercados que todavía mantienen su identidad intacta, su arquitectura no es tan singular ni han tenido un papel tan protagonista en la historia del lugar, tampoco suelen ser tan fotogénicos. A menudo no están en los centros históricos y turísticos y hay que alejarse a barrios obreros. 

Estos mercados huyen de topicazos y el visitante no es una molestia para vendedores y compradores, solo es un personaje curioso. Se pueden probar algunas de las especialidades locales que ofrecen, son los productos auténticos, los mismos que compran los lugareños, no los preparados para que los viajeros se los lleven como souvenir. Comprar es una pequeña colaboración para que estos mercados sigan dando rentabilidad económica a sus vendedores, imprescindible para que el mercado siga vivo y mantenga su esencia, sin tener que transformarse en otra cosa.  

Visitar estos mercados también alivia la carga que se produce en los más mediáticos, donde se concentra un número excesivo de viajeros que impide a locales y vendedores llevar a cabo con normalidad sus quehaceres cotidianos.  Como ejemplo, según el Consorcio de Turismo de Barcelona el mercado de la Boquería triplicó sus visitantes entre 1993 y 2013.
 
Aunque sea egoísta, el motivo de ir a estos mercados no tan famosos es comprender mejor el destino, se pueden intercambiar algunas palabras con los vendedores, que  aquí, a diferencia de en los mercados más conocidos tienen mucha más paciencia, no están hartos de ver pasar viajeros que no compran, en ocasiones muestran curiosidad hacia el visitante y, como valor añadido, algunas veces te obsequian con valiosos consejos que enriquecerán tu viaje. 

Esta es la lucha contra la gentrificación de los mercados.

"La gente viaja a destinos lejanos para observar, con fascinación, el tipo de gente que ignoran en casa" Dagobert D. Runes

¿Te gusta visitar los mercados de los lugares a los que viajas? ¿Te has encontrado con mercados que han perdido su esencia? ¡MUCHAS GRACIAS POR TU COMENTARIO!

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11 comentarios:

  1. Interesante reflexión, David, que comparto en gran medida contigo. Sin embargo, supongo que esta situación se produce porque hay que salir a flote. Porque hay que preservar los espacios. Porque se trata, al fin y al cabo, de "renovarse o morir".
    Y creo que eso es mejor que lo que ha ocurrido en Melilla, mi ciudad, en donde se ha reconvertido un mercado modernista en un edificio horrible para albergar un Conservatorio y la Escuela de Idiomas ¡Tienes que ver el resultado final!
    No obstante, yo adoro los mercados, especialmente los asiáticos, que siguen conservando sus raros productos, sus colores, sus horribles aromas y en los que siempre el visitante es bienvenido.
    ¡Estupenda entrada!
    Un saludo!!!!!

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  2. ¿David? ¡Madre mía como ando! Lo siento, Raúl. Un abrazo!!!!

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    1. Muchas gracias por tu aportación, perdonado el cambio de nombre, jeje. No conozco el caso de Melilla. En mi reflexión no entro a valorar si el cambio es para mejor o no, sino simplemente que muchos mercados han perdido mi interés porque la transformación que han tenido ha hecho que perdieran su originalidad. Me gusta el estilo de tu blog. Saludos viajeros.

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  3. Hace años que no visito un mercado grande, recuerdo el de la Bouería en, recuerdo que me encantaba la gran simpleza y originalidad, aparte de contar con esa familiaridad tan humana con los ya conocidos, aparte de unos productos excelentes. Personalmente, ahora que vivo en un pequeño pueblo, creo que no me gustaría ver ese deambular por el mero hecho de las fotos...me considero bastante rural y tradicional en cuanto en este caso, buenos productos. Tampoco juzgo, supongo que, en muchos casos y debido a los cambios en el turismo puedo comprender "esos cambios en los mercados"

    Buen artículo, Raúl.
    Un placer leerte.
    Que tengas una feliz noche.!

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    1. Muchas gracias por pasar por aquí Mila, en los últimos 20 años muchos mercados como la Boquería han cambiado mucho, como bien dices no creo que debamos juzgar a los comerciantes que han decidido transformarse ya que son ellos los que se juegan su dinero. Solo intento dar mi opinión de que han perdido mi interés como lugares auténticos y representativos del lugar que visito. Saludos viajeros.

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  4. Tienes razón Raúl, aquí en Madrid se están convirtiendo en espacios gastronómicos, supongo que la culpa la han tenido las prisas de las grandes ciudades, la gente va a los supermercados y no tienen ya tiempo de ir al mercado tradicional. Pero bueno algunos quedan aún y mantienen su esencia, pero quien sabe quizás con el tiempo sean también victimas de la gentrificación , tengamos fe:) Un abrazo y buena tarde

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    1. Sí, en unos casos esta transformación de los mercados viene más influenciada por el turismo y en otros, como creo que es el caso en Madrid, por la propia gentrificación del entorno donde se sitúan los mercados, cuya población ha cambiado también. Muchas gracias por pasarte por aquí y comentar Bea, saludos viajeros.

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  5. Estoy muy de acuerdo contigo,... es una pena ver como desaparecen estas hermosas muestras de identidad, con ese murmullo típico de los mercados, ese rumor inconfundible que produce el ejercicio de uno de los oficios más viejos de la humanidad: el comercio.
    A Norte también le gustan los mercados: https://www.elbailedenorte.com/2014/12/nagyvasarcsarnok-el-mercado-del-pueblo.html
    Estupenda entrada!

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    1. Sí, la verdad que a mí también me da pena, seré nostálgico pero estas transformaciones convierten los mercados en otra cosa que no me resulta interesante. Paso por tu link aunque yo a ese mercado lo llamo "central" simplemente, jeje. Saludos viajeros.

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